El Origen y la Alianza con el Perro Doméstico

2024-05-10

El Origen y la Alianza con el Perro Doméstico

El Origen y la Alianza con el Perro Doméstico

La mayor diversidad genética de perros se encuentra en el Sudeste Asiático, región donde también comparten una gran similitud genética con los lobos grises. Este hecho sugiere que fue allí donde apareció por primera vez el perro doméstico (Wang et al., 2016).

Hace unos 15.000 años, un grupo de humanos, ya acompañados de perros ancestrales, emprendió una migración hacia el Oriente Medio, desde donde se dispersaron hacia África y Europa, llegando a nuestro continente hace alrededor de 10.000 años. Hoy en día, no existe lugar habitado por humanos en el que no haya perros.

El inicio de una alianza

Esta relación se remonta a entre 40.000 y 30.000 años atrás, durante la era de los cazadores-recolectores. En aquel tiempo, la perfección de las técnicas de caza y los cambios climáticos generaron una escasez de presas. Algunos lobos, obligados por el hambre, adoptaron un comportamiento carroñero y comenzaron a acercarse a los asentamientos humanos, atraídos por los restos de comida (National Geographic, 2013).

Este cambio redujo su agresividad y favoreció que vieran a los humanos como aliados en lugar de presas. Por su parte, los humanos toleraron su presencia, ya que estos lobos ayudaban a ahuyentar depredadores y a aprovechar mejor las cacerías. Así, el hambre se convirtió en el catalizador de una unión que cambiaría la historia.

De lobo a perro

Los lobos empezaron a acompañar a los humanos en las cacerías, beneficiándose de los restos, pero también aportando su olfato, oído y velocidad para facilitar las capturas. En pocas generaciones, estos animales dejaron de parecerse a los lobos, dando origen a la especie domesticada Canis familiaris, de la que descienden todas las razas actuales.

La comunicación se volvió cada vez más sofisticada: los protoperros aprendieron a interpretar gestos humanos, seguir miradas y responder a señales corporales, mientras que los humanos desarrollaron la capacidad de leer posturas, colas y expresiones de estos animales.

El síndrome de la domesticación

La domesticación provocó un conjunto de cambios conocido como "síndrome de la domesticación": alteraciones en la coloración del pelaje, hocicos más cortos, orejas caídas, colas enroscadas, dientes más pequeños y una reducción en el tamaño del cerebro (Darwin, 1868; Fitch, 2015).

La explicación de este síndrome radica en la cresta neural embrionaria, una población de células que origina estructuras como los dientes, la pigmentación o partes del cerebro. Aquellos individuos con menor agresividad y miedo mostraban modificaciones en esta cresta neural, lo que favoreció tanto la domesticación como los cambios físicos asociados.

La ventana de socialización

Un factor clave en este proceso fue la aceptación del humano. Los cachorros tienen una "ventana crítica", entre los 4 y 10 meses, durante la cual pueden adaptarse a la presencia humana. Pasado ese periodo, incluso viviendo junto a personas, es probable que desarrollen miedo.

Este delicado proceso de adaptación explica por qué el perro se convirtió en el primer animal domesticado por la humanidad, un compañero inseparable desde los albores de nuestra historia hasta la actualidad.

Referencias

  • Darwin, C. R. (1868). The variation of animals and plants under domestication. John Murray.
  • Fitch, T. (2015, 3 de enero). How pets got their spots (and floppy ears). New Scientist, 225(3002), 24–25.
  • National Geographic. (2013, 2 de marzo). Cómo el lobo se convirtió en perro. Ver artículo.
  • Wang, G.-D., et al. (2016). Out of southern East Asia: The natural history of domestic dogs across the world. Cell Research, 26, 21–33.
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